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Lula asume su tercer mandato en Brasil sin Bolsonaro y ante una multitud

La asunción se da en medio de un clima de tensión tras la campaña más violenta y polarizada que tuvo el país. Hay un gran operativo de seguridad. Participa el presidente Alberto Fernández.

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Miles de personas comenzaron a llegar este domingo a la gigantesca Explanada de los Ministerios de Brasilia para participar de las celebraciones por la asunción del exobrero metalúrgico Luiz Inácio Lula da Silva por tercera vez como presidente de Brasil, en medio de un fuerte operativo de seguridad con más de 10.000 hombres, francotiradores policiales y la prohibición del uso de armas de fuego para cualquier civil.

«Olé olé Olé Olá, Lula, Lula», es el principal grito de los manifestantes, en su mayoría vestidos de rojo, el color del Partido de los Trabajadores, que hacen las filas ante los puestos de control y cacheos que dan ingreso a la Explanada de los Ministerios y a la Plaza de los Tres Poderes, que conecta el Congreso, el Supremo Tribunal Federal y el Palacio del Planalto, la casa de gobierno.

Se espera unas 300.000 personas para la ceremonia, a la que asistirán además 17 jefes de Estado y de Gobierno, entre ellos Alberto Fernández, y que se inicia 14.20 con Lula desfilando desde la Catedral Metropolitana de Brasilia en un automóvil oficial hasta el Congreso, donde se realizará el acto formal de asunción, para luego ir al Planalto a recibir la banda presidencial.

La custodia presidencial comentó que Lula está a favor de desfilar en el Rolls Royce negro descapotable de la Presidencia, como lo hizo los días 1 de enero de 2003 y en 2007 y que también utilizó en 2018 el ya expresidente Jair Bolsonaro.

Después de jurar en el Congreso a las 15, Lula dará su primer discurso ante los diputados, senadores, representantes de las delegaciones internacionales y demás autoridades presentes.

Lula no recibirá la banda presidencial por parte del saliente mandatario, quien abandonó el país el viernes con destino a Orlando, Estados Unidos, donde pasó el Año Nuevo con su familia en una casa en un barrio cerrado de un empresario y luchador de artes marciales mixtas.

Según trascendió, se espera una ceremonia simbólica para la subida de Lula a la rampa del Planalto, con sorpresas en el traspaso de la banda. Allí, dará un discurso ante el público presente en la Plaza de los Tres Poderes.

Dentro del Planalto, el flamante presidente recibirá a las delegaciones extranjeras para un saludo protocolar y luego tomará juramento a los 37 ministros de su Gabinete.

Lula, su vice Geraldo Alckmin y sus respectivas esposas se dirigirán luego al Palacio de Itamaraty, donde se celebrará una recepción para los jefes de Estado y de Gobierno extranjeros presentes en Brasilia.

A la par de la ceremonia oficial se realizará el Festival del Futuro, una fiesta con más de 65 artistas en dos escenarios montados en la Explanada de los ministerios.

Mientras, frente al cuartel general del Ejército brasileño, bolsonaristas que reclaman un golpe de Estado militar para impedir la asunción de Lula permanecían este domingo en el lugar, pese a que Bolsonaro dejó el país y los jefes militares ingresaron en la transición de gobierno.

De esta forma, Lula se convertirá en el único presidente que llega a un tercer mandato en la historia del principal socio comercial de la Argentina.

Este domingo, el país vivirá un momento inédito: por primera vez desde la redemocratización en 1985 tras 21 años de dictadura militar, el mandatario saliente -salvo los casos de impeachment– se niega a pasarle la banda a su sucesor.

Lula gobernó Brasil entre 2003 y 2010 llevando al país a su mayor nivel de inclusión social en una nación entre las cinco más desiguales del mundo, pero esta vez la actualidad lo recibirá de forma bien diferente.

Sobre todo porque venció la elección ante Bolsonaro por el margen más ajustado jamás visto: 50,9% a 49,1% en el balotaje del 30 de octubre, tras la campaña más violenta desde 1989, con asesinatos políticos y con el jefe del Estado decidido a amenazar dar golpes con las Fuerzas Armadas, que si bien se han ideologizado y volvieron a ser parte del llamado «partido militar» no adhirieron a la tesis de autogolpe.

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