Región
Martorano: «Todavía estamos en un momento muy difícil de la pandemia»
Sonia Martorano recorrió el último año y ocho meses de pelea contra el Covid 19: desde su llegada como secretaria al gabinete provincial hasta la renuncia de Carlos Parola y el pedido del gobernador para que asuma como ministra en plena crisis
«Todavía estamos en un momento de la pandemia muy difícil», dice la ministra de Salud de la provincia, Sonia Martorano. Como desde el inicio de la crisis sanitaria, a diario, mira los números en una pantalla inmensa que se hizo instalar en su oficina y hace operaciones matemáticas. Sin embargo, las cifras ya no la desvelan como en el pico de contagios de octubre del año pasado cuando «nadie dormía buscando camas», señala y recuerda el «terror» que la atravesó al pensar en la posibilidad de que los pacientes quedaran sin atención y en la calle. «Esa foto me espantaba y no sucedió», afirma como un logro, aunque admite que los escenarios planteados en marzo de 2020 no se comparan en lo más mínimo con lo que hubo que atravesar. «Trabajamos sobre una situación intermedia que preveía 250 mil casos a nivel nacional y 25 mil en Santa Fe siendo exagerados y al día de hoy en la provincia ya hubo 500 mil», recordó. Es más, solo en Rosario para el 20 de octubre, durante el primer pico de contagios, la ciudad tuvo solo ese día 1.375 nuevos infectados y ya superaba los 40 mil desde el inicio de la pandemia.
Madruga, pero es noctámbula desde siempre. «Me ilumino», dice medio en chiste y medio en serio, pero sobre todo señala que es cuando las demandas y consultas por resolver dan respiro. «Podés poner en perspectiva porque en situaciones de crisis es necesario salir del torbellino, «salir al balcón», como decimos acá», explica.
Se admite inquieta, aunque quienes la rodean apuntan detrás de la escena que «no da tiempo a nada». Y ella lo confiesa: «Mando un mensaje con una idea, no me contestan en uno o dos minutos y llamo y pregunto si lo leyeron; sí, es así». Si bien reconoce hoy un escenario más calmo, no cede. «Es un momento muy difícil aún, faltan muchas cosas, viene la aplicación de las terceras dosis de vacunas y de los refuerzos, hay que estar encima de eso todo el tiempo y retomar la agenda que el Covid relegó», señala.
¿Es verdad que la primera vez que te ofrecieron ser secretaria de Salud dijiste que no?
- Es verdad. Fue en Rosario, dos mujeres, una que trabajaba en el Ministerio y otra era una concejala y les dije que no. Yo estaba cómoda, trabajaba en la provincia, era presidenta de la Mutual de la Médica y gerenta médica de una prepaga. Volvimos a charlar y vine como secretaria de Salud.
- La transición del gobierno provincial fue compleja, ¿cómo fue en Salud?
- Compleja. No solo por el cambio de gobierno, sino porque era una situación económica muy difícil, a nivel nacional teníamos una secretaría, no un ministerio, y todos los programas nacionales hoy vigentes, no estaban. Y fuimos irrumpidos por una pandemia.
- ¿Cómo recordás esos días?
- El 31 de diciembre leí lo del coronavirus en Wuhan (China) y me encendió una alarma, cosa de bruja. En enero se declara emergencia sanitaria de peligro internacional y ya trabajábamos con Nación sobre posibles escenarios. Se venía. pero no sabíamos bien qué. Armamos un escenario leve y otro intermedio, sobre el que se trabajó. Preveíamos 250 mil casos a nivel nacional y, exagerando, 25 mil en Santa Fe cuando ya tenemos más de 500 mil. El tercer escenario era de 2,5 millones de contagios, pero no lo tomamos porque lo veíamos como una catástrofe. Así y todo fue central tener un escenario; después estudiar, estudiar y estudiar, y hacer cuentas matemáticas y mirar imágenes de Italia, Francia y España. Me acuerdo ver el hospital de Barcelona donde se atiende la familia Messi y a los médicos con bolsas de residuos cortadas de protección.
-¿Qué te desvelaba?
- Que los médicos tuvieran protección. Expliqué a todos, el gobernador Omar Perotti, diputados y senadores, que podíamos transformar el sistema, pero que sin protección los médicos no podían trabajar. El problema eran las compras terribles que había que hacer cuando acá no había casos, pero lo entendieron. Yo revisaba los pedidos y abría las cajas. Por eso la cuarentena, si alguien la discute, fue indispensable. Además, nos juntábamos sábados y domingo con anestesiólogos y el Colegio de Médicos a ver todas la tomografías que nos llegaban, analizar cómo se ventilaba a los pacientes. Se empezó a trabajar en los dos simuladores que hay en Rosario capacitando gente: médicos y terapistas aprendieron a ventilar boca abajo, después cardiólogos, enfermeros, clínicos y kinesiólogos; armamos primeras, segundas y terceras líneas para tener reemplazos en recursos humanos. Se hicieron simulacros. Fue muy bueno ese trabajo.
- Hay una foto de las primeras conferencias donde estás con el secretario de Salud municipal, Leonardo Caruana, enseñando a saludar con el codo. ¿Cómo fue coordinar con la ciudad?
- Fue el trabajo de dos personas que se conocen, conocen la salud pública y la pusieron por delante de todo. Porque, visto en perspectiva, todo fue muy loco. Se hizo primero una reunión interministerial explicando lo que se venía, que era como la peste negra y que entendieran la gravedad. Y el primer tiempo fue de convocar a mesas, mesas y mesas para lograr consensos porque acá trabajaron provincia, municipio y privados todos con el mismo plan. Hubo disensos, claro, pero se conversaron y se consensuaron.
- El 16 de junio pasaste de ser secretaria de Salud a quedar a cargo del Ministerio…
- Sí, en ese momento estaba todo cerrado y se produce la salida del ministro (Carlos) Parola. El gobernador me pide que me haga cargo. Fue difícil, aunque fue una transición que uno veía.
- Hubo medios que titularon «La secretaria que siempre fue ministra»…
- Sí, pero no era así. Yo fui una secretaria que trabajaba para un ministro y el que marcaba las políticas era él.
-¿Cómo transitaste la salida de Ginés González García y el vacunatorio VIP?
-Con mucha tristeza porque Ginés es un gran sanitarista, un gran formador de cuadros. Fue una pena porque fue alguien con una carrera extensísima.
-En algún momento se cuestionó la vacunación en Santa Fe, se puso la mira sobre el intendente Pablo Javkin y el gobernador Omar Perotti, e incluso su familia…
-Fui contundente y lo reafirmo: acá no hubo vacunatorio VIP. Fuimos muy prolijos y lo del gobernador fue algo feo, incluso se sometió a estudios para demostrar que no se había vacunado. ¿Había que llegar a eso? En Santa Fe empezamos a vacunar a las áreas de salud y hay que decir que al inicio no teníamos brazos y tardamos más de un mes en poner las 12.500 primeras dosis que llegaron porque muchos querían esperar. Me acuerdo que el gobernador hizo un zoom con los directores de hospitales para que la gente se pusiera la vacuna.
-Hay una foto donde estás con un grupo de adolescentes que estaban por vacunarse y recorría a diario los vacunatorios…
-Empezábamos a vacunar a chicos de 12 a 17 años y veo un grupo del Colegio Adoratrices que es mi escuela y que además son alumnos de mi hermana. Verlos con el logo de la escuela, que fueran todos juntos, con una felicidad total, me conmovió. Me conmoví muchas veces y en muchos lugares, como cuando empezaron a vacunarse los adultos mayores.
Hubo cuestionamientos a las vacunas, primero a la Sputnik y ahora la aplicación a los más chicos. Así y todo Santa Fe tiene una alta adherencia…
-Para mi es central la comunicación y eso se ve en la adherencia. Quizá no siempre la comunicación fue exacta, pero siempre confié en las vacunas. Primero porque confío en la Anmat, que es un organismo de trayectoria nacional e internacional, con personal de carrera y que trasciende las gestiones de gobierno. Estamos frente a una catástrofe sanitaria internacional y en ese contexto salen algunas vacunas. Nadie cuestionó la de AstraZeneca porque venía de Oxford, Inglaterra; tampoco a Pfizer y a Moderna, pero sí a Sputnik porque venía de Rusia. Pero viene del Instituto Gamaleya, de más de cien años, con premios nóbeles y una historia. Que tenía autorización de emergencia es cierto, pero todas las vacunas la tenían y, por eso, no son obligatorias.
-¿Cuál es tu relación y cómo ves a la ministra de Salud de la Nación, Carla Vizzotti?
- Tengo una buena relación, la llamo cuando tengo un inconveniente y en los momentos complejos mantuvimos comunicaciones frecuentes. La llamaba cuando no teníamos más camas y llegamos a armar un circuito alternativo de internaciones con Córdoba que nunca se necesitó usar.
-¿Los ministros de Salud de las provincias tienen un grupo de WhatsApp?
-Sí, y es un grupo bastante potente con varias mujeres, en San Juan y Tucumán. Nos comunicamos y nos quejamos cuando alguno hace algo por fuera de lo acordado, pero es un muy buen grupo. De hecho allí, tras la salida de Ginés, armamos una declaración conjunta donde señalábamos el trabajo unido y sin banderías políticas para garantizar el derecho a la salud. Porque fue un momento complejo y de hostigamiento, y nos fortalecimos como conjunto.
- ¿Ya se prepara lo que es la atención de las consecuencias de la pandemia?
- Aún estamos en pandemia, pero ya trabajamos en temas pulmonares, respiratorios y cardiológicos. Lo que vamos encontrando son cuestiones vinculadas a la salud mental que empiezan a aparecer y sobre todo en infancia, pero va a llevar un tiempo tener mayor claridad.
Fuente: La Capital