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Rosario Central perdió por penales ante Quilmes y quedó eliminado de Copa Argentina
El equipo de Carlos Tevez jugó un pésimo partido, pero se encontró con un penal en el final que le dio vida. Igualó 1-1 en los 90 minutos y desperdició la oportunidad en la definición. Fue 4-2 para el cervecero
El veranito que Central vivió en el final del partido, cuando alcanzó el empate y forzó la definición por penales no le sirvió de nada. Es cierto, le dio la chance de avanzar a octavos de final, pero haber logrado eso hubiese sido una mentira tan grande como el mismísimo estadio de Belgrano, donde el canalla dejó una pésima imagen, con un rendimiento alarmante, que desconcierta a propios y extraños y que demostró que no sabe qué camino tomó en ese crecimiento que está buscando. Es que Quilmes lo abofeteó futbolísticamente, simplemente con aprovechar la andanada de errores que cometió el equipo de Tevez. Un resultado (1-1) y una eliminación por penales que abre signos de interrogación, pero de la misma forma entregó algunas certezas. Una de ellas es que este equipo está lejos de ser confiable y que esta despedida ya es un enorme palo en la rueda para el oficialismo de cara a las próximas elecciones. Si, todo eso y un poco más.De a ratos Central pareció ser un equipo estaba dispuesto a hacer las cosas mal a propósito, si no, no se entiende que haya hacho tantas cosas mal. Es que ni queriendo podía entregar una imagen como la que entregó, pero lo hizo. En eso sí tuvo un gran mérito.
Cuando a los pocos minutos de finalizado el partido desde el departamento de prensa informaron que Tevez no iba a hablar se fortaleció la idea de que los ánimos no eran los mejores. En realidad debió ser el momento de ponerle palabras a lo que había sido una actuación deplorable, insalubre, para el olvido y cualquier otros adjetivos que se quieran elegir. Este Central volvió a su estado de ebullición habitual que sólo había encontrado un pequeño aliciente en esa racha de buenos resultados que incluyó el clásico. Pero ese tiempo se terminó y llegó esto, un partido que debe ser rápidamente olvidado o, por el contrario, tenerlo en cuenta siempre para saber qué es lo que no se debe hacer.
El pésimo primer tiempo que hizo, con una pila de errores infantiles, que fueron a partir de las cuales Quilmes encontró protagonismo, chances y hasta un gol fue lo ya había puesto en jaque al canalla.
Es que en esas equivocaciones de Mac Allister, de Almada, de Rodríguez, de Tanlongo y alguno que otro más aparecieron esas situaciones de un cervecero que sólo pudo marcar una, por intermedio de González, luego de que Servio salvara en primera instancia.
Hasta ese momento ya era un papelón, una actuación impropia de un equipo de primera división, que se corrigió en parte en el complemento simplemente porque Quilmes entendió que debía jugar otro tipo de partido. Pero en esa mala salida de Almada y el resbalón de Nazareno Romero en la misma jugada le dejaron la chance a Machado, que falló en el mano a mano. Era la sentencia y la debacle.
Después, las ganas, el ir para adelante como sea y ese espíritu de la pibada canalla que estaba en cancha, en la cual sobresalió Buonanotte. En una de esas jugadas aisladas llegó el penal sobre Cerrudo y el gol de Servio. Y algo más de enjundia, a partir de la cual Oviedo quedó en posición inmejorable hasta que lo bajaron (ahí llegó la expulsión de Moreira), pero no más.
Igual, con lo poquito que había hecho había logrado muchísimo, que era llegar a una definición por penales que nunca mereció, porque lo suyo había sido despedida ya en los 90 minutos. La loterías de los penales esta vez no le dio un abrazo a Central, como lo había hecho ante Sol de Mayo, y el resultado final fue lo que el canalla mereció por todo lo mal que hizo. Y con ello volvió aquella crisis que hizo que llegara Tevez. Otra vez, un Central en ebullición y contra las cuerdas.